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Méditation, sommeil et insomnie : preuve issue de la recherche empirique (Partie 1)

Meditación, sueño e insomnio: evidencia derivada de la investigación empírica (Parte 1)

Primera parte: intervenciones clínicas basadas en la meditación

La imagen de un Buda relajado y sonriente impregna las representaciones populares que se pueden tener de las tradiciones contemplativas que colocan la práctica de la meditación en el centro de sus actividades fundamentales. Y en las sociedades modernas, la felicidad y la relajación son los dos estados más codiciados en el camino del bienestar. ¡Está claro que un Buda tan sonriente y relajado debe dormir realmente bien! Por lo tanto, no es sorprendente que las intervenciones clínicas basadas en la meditación hayan estado en la mira de la investigación científica para evaluar su capacidad para tratar los trastornos del sueño.

Más allá de estos divertidos preámbulos, hay varias razones importantes que justifican interesarse en este eje de investigación. Los trastornos del sueño son muy comunes en la población y, a menudo, acompañan o agravan estados psicológicos o fisiológicos como la ansiedad, la depresión, problemas cardiovasculares o la obesidad. Por lo tanto, existe una gran necesidad de encontrar tratamientos que puedan mejorar la calidad y la duración del sueño, con el fin de ayudar a las personas a enfrentar estados de salud perjudiciales o evitar que otros problemas de salud aparezcan o se desarrollen.

¡Un Buda relajado! | Sleep Hackademy

Hacerse las preguntas correctas en los contextos adecuados

Mientras que los somníferos se consumen ampliamente y son muy efectivos en algunas personas, todos somos conscientes de los efectos secundarios que pueden tener, especialmente cuando se combinan con otros medicamentos. Por otro lado, los tratamientos psicoterapéuticos desarrollados específicamente para el insomnio (como la «terapia cognitivo-conductual para el insomnio», la «TCC-I») son costosos y aún poco accesibles. Por lo tanto, las intervenciones basadas en la meditación podrían representar una alternativa fácil de abordar, económica y generalmente sin riesgos en la lucha contra los trastornos del sueño.

Y aquí llega la inevitable pregunta: «¿Funciona?». Cuando me preguntan, como investigador que trabaja en el tema, para responder a esta u otra pregunta relacionada con la meditación, a menudo termino diciendo: «No puedo responderle, ¡debería probarlo usted mismo!». Y esto por dos razones principales. Primero, y contrariamente a las ideas preconcebidas, la ciencia no es un oráculo de verdad. Cuando se examinan los diferentes estudios realizados sobre un tema dado, a menudo nos enfrentamos a un escenario confuso, caracterizado por resultados mixtos y contradictorios, así como por incoherencias entre las medidas y diferencias entre las poblaciones examinadas. Un grado tal de incertidumbre no es necesariamente algo malo, es lo que hace que los modelos científicos sean flexibles y refutables. Aunque esto tiene mucho sentido en el contexto de la investigación, no proporciona las respuestas definitivas tan esperadas por las muchas personas afectadas por el problema. Además, no creo que la ciencia deba juzgar la eficacia de prácticas que invitan a ser su propio juez. Así es la meditación, que consiste simplemente en aplicar un método y observar sus resultados. En este sentido, ¡no hay mejor investigador que uno mismo!

Dicho esto, hay muchas circunstancias en las que examinar los estudios científicos resulta útil. Es el caso, por ejemplo, cuando se busca comparar tratamientos para aplicaciones clínicas. Aquí, utilizando medidas estandarizadas y dispositivos experimentales, se puede intentar responder a preguntas que puedan ayudar a pacientes y clínicos a elegir la mejor solución, pero también a los gobiernos a apoyar financieramente los tratamientos que representan el mejor compromiso entre accesibilidad, costo y seguridad.

¿Cómo buscamos respuestas?

Ahora es momento de sumergirse en la literatura científica, donde podemos buscar respuestas a las diversas preguntas sobre la eficacia de los tratamientos para el insomnio basados en la meditación. En lugar de considerar estudios aislados, es mejor interesarse en meta-análisis recientes sobre el tema para obtener una idea más precisa. Un meta-análisis es simplemente un enfoque estadístico que agrupa los resultados de diferentes estudios sobre el mismo tema y que utilizan las mismas medidas (o medidas comparables). Al hacerlo, aumentamos el poder de nuestras predicciones (¡la ciencia consiste en inferir más que en deducir!) y vemos si emergen modelos o regularidades a través de los diferentes estudios.

En los últimos años, varios investigadores han implementado este enfoque agrupando estudios relacionados con tratamientos contra el insomnio basados en la meditación. Es importante señalar que todos los estudios se realizaron con pacientes que padecen trastornos del sueño confirmados y clínicamente relevantes, que a menudo están asociados con otras patologías como el cáncer, la depresión o la fibromialgia. En este contexto, podemos plantearnos diferentes preguntas:

  1. ¿Son realmente útiles los tratamientos basados en la meditación?
  2. ¿Son más efectivos, por ejemplo, que la práctica deportiva?
  3. ¿Son mejores que los tratamientos habituales contra el insomnio?

Es relativamente difícil responder a la primera pregunta. Por supuesto, podemos simplemente preguntar a las personas qué piensan sobre la calidad de su sueño (o incluso registrar su actividad cerebral durante el sueño), antes y después de un programa de meditación. Sin embargo, ¿cómo podemos estar seguros de que los cambios observados, si los hubiera, serían consecuencia del tratamiento y no de otra cosa? Un mejor enfoque consiste en considerar un mayor número de personas y asignar aleatoriamente a la mitad de ellas al programa de meditación, mientras que la otra mitad seguirá un programa similar (mismo número de horas y compromiso similar) pero no necesariamente específico para los trastornos del sueño. Si se observa un cambio en los parámetros del sueño dentro del grupo «meditación» y no en el otro grupo, entonces podemos decir que el programa de meditación es efectivo. Como puede imaginar, para responder a la tercera pregunta, es posible comparar el grupo «meditación» con otro grupo que haya recibido un tratamiento más común contra el insomnio, como medicamentos o la TCC-I («Terapia Cognitiva y Conductual»). Estos se llaman «ensayos controlados aleatorios con controles activos específicos» (¡intente repetir eso tres veces seguidas para ver!) y serán el centro de nuestra investigación.

4, 3, 2, 1... ¡meditemos! | Sleep Hackademy

Prueba de la investigación científica

Vamos directo al grano: meta-análisis que agrupan a más de mil participantes muestran que, en comparación con intervenciones no específicas utilizadas como control activo (relajación muscular o talleres de formación o gestión del estrés, por ejemplo), los tratamientos basados en la meditación mejoran la calidad del sueño de los participantes que sufren insomnio clínico o crónico. Más importante aún, este efecto positivo dura y todavía se observa un año después del tratamiento (lo que no significa que el insomnio haya desaparecido, sino que el programa de meditación ha dado mejores resultados a largo plazo en comparación con las intervenciones no específicas). Sin embargo, cuando se trata de comparar las intervenciones basadas en la meditación con los tratamientos para el insomnio llamados «clásicos», la conclusión es diferente. Los tratamientos basados en la meditación no son mejores que los tratamientos habituales en este caso. Este hecho se observa justo después del tratamiento, así como un año después. Aunque se necesitan más pruebas para confirmar este último punto (pocos estudios han utilizado tratamientos tradicionales como controles activos), la idea general que emerge es que los cuidados basados en la meditación pueden mejorar la calidad del sueño para varias poblaciones clínicas, y que este efecto perdura a largo plazo, sin diferir de los tratamientos habituales para el insomnio. Sin embargo, hasta la fecha, ningún estudio ha comparado los programas basados en la meditación con los tratamientos tradicionales en términos de frecuencia y gravedad de los efectos adversos. Este es, de hecho, un punto crucial a considerar cuando se trata de someter a un paciente a un tratamiento específico o al promover un programa entre la población. Las futuras evidencias empíricas sobre el tema ayudarán a los profesionales del ámbito de la salud a tomar decisiones informadas, basadas en la eficacia, los riesgos y el costo de los diferentes tratamientos. Así podrán adaptar las intervenciones a las necesidades y situaciones específicas de cada paciente.

¿Hay algo más que saber?

Espero haber proporcionado una visión sintética y posiblemente informativa del estudio científico de las intervenciones basadas en la meditación en el marco de la lucha contra los trastornos del sueño: cuál es el papel y el objetivo de la investigación en este campo, cuáles son los principales resultados y qué preguntas requieren investigaciones más profundas.

No obstante, los estudios examinados en este artículo se centran específicamente en pacientes clínicos. Además, se basan principalmente en medidas subjetivas de la calidad del sueño obtenidas mediante diarios del sueño o cuestionarios. ¿Qué sucede cuando intentamos observar directamente los procesos fisiológicos implicados en el sueño en el marco de programas de meditación, o cuando evaluamos a practicantes de la meditación fuera de entornos clínicos?

Hace algún tiempo, se utilizó la electroencefalografía para describir y seguir las diferentes fases/etapas del sueño a nivel cerebral en respuesta a una intervención basada en la meditación. La experiencia reveló algo notable. Mientras los participantes reportaban una mejor calidad y duración del sueño, su actividad cerebral no estaba tan relajada: más despertares, menos sueño profundo de ondas lentas y una mayor duración del sueño en la etapa 1 (sueño ligero).

Esto complica las cosas y plantea preguntas sobre la realidad de los mecanismos implicados en la interacción entre el sueño y la meditación. En el próximo artículo, hablaremos de los hábitos de sueño en practicantes budistas de larga data, así como de retiros intensivos de meditación, pero también del hecho de que la mejor manera de evaluar la calidad del sueño en este contexto quizás no sea medir su duración. Pero antes de eso, tomemos el tiempo para digerir la información de este artículo antes de abrir la caja de Pandora…

Fuentes:

Gong, H., Ni, C.-X., Liu, Y.-Z., Zhang, Y., Su, W.-J., Lian, Y.-J., Peng, W., & Jiang, C.-L. (2016).Mindfulness meditation for insomnia: A meta-analysis of randomized controlled trials, Journal of Psychosomatic Research, 89, 1–6. Ong, J. C., Ulmer, C. S., & Manber, R. (2012).Improving Sleep with Mindfulness and Acceptance: A Metacognitive Model of Insomnia, Behaviour Research and Therapy, 50(11). Rusch, H. L., Rosario, M., Levison, L. M., Olivera, A., Livingston, W. S., Wu, T., & Gill, J. M. (2019).The effect of mindfulness meditation on sleep quality: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials, Annals of the New York Academy of Sciences, 1445(1), 5–16.

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